domingo, 22 de febrero de 2015

El valor de las cosas


En realidad, cuando nos ocurren cosas que no somos capaces de verbalizar o explicar con concreción, es probable que tengamos delante algo muy valioso. Sin embargo, siendo algo nunca visto y nuevo, muchas veces pasa que no sabemos cómo definir tal cosa. Y sin cederle la suficiente relevancia, observación y apreciación, puede caerse el error de dejarla entrar en la catalogación de lo absurdo; habiendo desperdiciado algo potencialmente valioso.

Apreciar el arte al igual que otras muchas cosas importantes de la vida, no suelen tener un impacto consciente inmediato en la persona que percibe. En lo sensible hay una parte que no se puede verbalizar; existe algo mágico que revuelve para bien o para mal dentro del ser percibiendo. Las emociones son algo efímero, poco concreto y claro. Son aquello con lo que nos conectamos como individuos de manera afectiva a nuestro entorno.

Dejar paso a sentir para poder reconocer lo valioso no es tarea fácil en la sociedad de la multitarea ya que todo o nada pueden tomar relevancia. Una cosa es el aprecio de la belleza de cada una de las cosas. Pero lo realmente valioso para el individuo va más allá del aprecio. Y eso no se aprende en ninguna escuela. Todo depende del grado permeabilidad, observación, atención e intercambio de lo que  ocurre en el entorno que el individuo permita  dejar empaparse.



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