viernes, 24 de agosto de 2012

Aventuras en ¿Laponia?

Lapsos de aire fresco se entremezclaban en el suave golpe de calor intenso que ofrecía el ambiente. Nada, ni nadie hablaba; solo había música que impulsaba a que la noche se mantuviese viva. Al fin, entre el bullicio de gente presente que había en la plaza del Main Park, alguien se atrevió a romper el silencio musical: -No puedo seguir aquí; este falso aire de frescura me está secando el lacrimal de los ojos. ¡Vayámonos a Laponia; donde los tigres corren libres por la ciudad y los colibrís vuelan sin importar a dónde vayan sin importar que la gente sea capaz o no de poder captar su aleteo a cada instante-. Su compañero, estupefacto, ante aquella irrupción de espontaneidad; se limitó por un momento a escuchar y observar todo aquello sin saber muy bien el motivo de esas palabras ausentes de sentido para él.

La hora del cambio había llegado para Jack; necesitaba ir en busca de aventuras a través de las cuales pudiese narrar sus historias. La acción en el pequeño pueblo de Glennoak había acabado para él; al menos en su atractivo más intenso. Llevaba tiempo meditando sobre aquello que se le pasaba por la cabeza y al fin estaba listo para dar el paso. No le importaba muy bien si lo hacía solo o acompañado pero sabía que lo único que debía hacer era hacer las maletas y comprar su billete de salida. De modo que, su amigo, tan pronto como pudo reaccionar, se tomó la iniciativa a broma: -Oye pero qué estás diciendo. Vale, que la orquesta del pueblo ahuyenta a cualquiera ha ha ha ha... ¡Vamos al Walmart, compremos un par de botellas de soda y pasemos de esto! Podemos ir a conducir sin rumbo hasta que veamos el amanecer y así nos refrescamos las ideas-.

 En realidad, Levy, en el fondo, sabía que Jack iba en serio y eso le asustaba. Habían sido mejores amigos desde que apenas tenían recuerdo de ello. Qué haría Jack sin su mejor compañero y con quién mejor se entendía en un pueblo tan pequeño y cerrado casi a cal y canto ante un mundo vasto de riqueza,  tan extenso que si uno fija la mirada al horizonte podría aventurarse a que parezca infinito, allá donde se esconden mundos repletos de gentes, culturas y lugares diferentes...qué sabían ellos de todo lo que se estaban privando; qué sabía Jack para que su decisión tomase tal impulso, qué sabía Levy dónde podría hallar la gracia de su rutina sin su fundamental amigo.


continuará